«TUVE MUCHO QUE SOÑAR (ANOCHE)» – UN MANIFIESTO
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con FAINTING SPELLS
un video de SKY HOPINKA
Read this essay in the original English in Issue 011: SLEEP
En esta pieza experimental de autoría compartida, Carlos Padrón y Kara Kohn-Gardner se adentran en la naturaleza colectiva de los sueños. Sugieren que a través de los sueños nos acercamos los unos a los otros y encontramos el manantial de creatividad que permite la creación de mundos posibles, ya sea en el arte o en la vida. La función del psicoanálisis en nuestro mundo caótico y dividido es el de reivindicar el espacio para que soñemos, individual y colectivamente.
El alma de los poetas líricos [como el alma de los que sueñan] hace realmente lo que estos se alaban de practicar. Nos dicen que, semejantes a las abejas, vuelan aquí y allá por los jardines y vergeles de las musas, y que recogen y extraen de las fuentes de miel los versos que nos cantan.
– Platón
Como su nombre indica, la comunidad es el lugar donde nos reunimos y compartimos lo que es común. El psicoanálisis, que cuestiona y desestabiliza la subjetividad como propiedad del individuo, debería servirse de los poetas, místicos y filósofos que han pensado lo común como fuera de lo propio, la propiedad y la apropiación. Que defienden justo lo contrario: lo común es lo más impropio.
Esta propuesta inaugura la posibilidad de una comunidad-por-venir donde lo que compartimos y reunimos pertenece a más de uno: como dice Roberto Esposito, lo público o general frente a lo privado e individual. Según él, lo que es común, público y general no es una propiedad privada, sino que genera una deuda, una obligación o un don para con el otro, estableciendo una «carencia»:
Un «deber» une a los sujetos de la comunidad —en el sentido de «te debo algo», pero no «me debes algo»—, que hace que no sean enteramente dueños de sí mismos. En términos más precisos, les expropia, en parte o enteramente, su propiedad inicial, su propiedad más propia, es decir, su subjetividad.
Jean-Luc Nancy añade que lo que ponemos en común, en comunidad, es el vaciamiento de la propia subjetividad. Nos exponemos a volvernos otro, a volvernos impropios, a estar fuera de nosotros mismos, en un estado de éxtasis. Esta es una lección de los místicos.
Podemos afirmar, con el psicoanálisis, que en la comunidad-por-venir lo que compartimos es nuestra falta constitutiva que impide que nuestra subjetividad se suture, o se apropie plenamente de sí misma, que sea «dueña en su casa», como dijo célebremente Sigmund Freud. En ese contexto, escribe Esposito, la comunidad produce «un vértigo, una síncopa, un espasmo en la continuidad del sujeto». Este desorden es el reino del inconsciente.
Freud también decía que los sueños son el camino real hacia el inconsciente. El sueño rompe la ilusión de la subjetividad como espacio privado, aislado de lo común. En los sueños, buscamos al otro y el otro nos busca a nosotros. Los sueños son un lugar de comunidad. Soñar es un acto colectivo. Para entrar en la comunidad del inconsciente, debemos ser como las abejas. Todo lo que hacen las abejas melíferas es para el colectivo, para la colmena: recolectar néctar, fabricar miel, proteger a la reina.
Proponemos imaginar una comunidad-por-venir del inconsciente, de soñadores que sueñan despiertos, donde, en palabras de Rainer Maria Rilke: «nosotros somos las abejas de lo invisible. Libamos apasionadamente la miel de lo visible para acumularla en la gran colmena de oro de lo invisible».
Freud afirmaba que el sueño «obra a semejanza del pintor, quien en un cuadro sobre la Escuela de Atenas o sobre el Parnaso reúne a todos los filósofos o todos los poetas que, aunque nunca estuvieron juntos en ese pórtico o en la cumbre de ese monte, configuran una comunidad para la consideración reflexiva». A partir de materiales aparentemente dispares, el sueño catapulta al yo a una comunidad inconsciente de los nunca reunidos, muy parecida a la comunidad de los que no tienen comunidad de Bataille. Los sueños muestran que nuestras inversiones libidinales en el mundo son polimorfamente perversas.
somos manglares
somos micelio1
Durante un duelo, hacemos el trabajo doloroso de retirar nuestro amor de los restos del mundo que compartimos con lo que o quien perdimos. Experimentamos la plenitud de nuestro amor a la vida a través del dolor de la retirada del apego. En el duelo, escribe Freud, el mundo se vuelve «pobre y vacío». Es como soñar en blanco y negro. Los sueños desbordan nuestra conciencia y luego se retiran, retrocediendo hasta su origen. Nos permiten vislumbrar la red subterránea de raíces que nos conectan con los demás y con el mundo. Quizá tanto el duelo como el sueño sean formas de regresión a un sentimiento infantil de indiferenciación entre el yo y el no-yo, el sentimiento oceánico en el origen de lo religioso que puede ser tanto pleno y luminoso como vacío y oscuro.
escucha a un niño contar un sueño, contar una pesadilla
Esos que están demasiado despiertos no sueñan. El camino del sueño es el camino verdadero para estar despierto. La vigilia está del lado del statu quo, de la ideología, de la universalidad del dinero y del espectáculo, de cualquier mercantilización de la experiencia, en definitiva. Freud decía que el sueño es un intento de satisfacer un deseo. Como intento, el sueño es un ensayo, una forma de escritura lúdica, un fort-da, un ir y venir, tal vez una manera de dar vueltas alrededor de una satisfacción a la que nunca se llega, o mejor: se llega en su fuga. Como intentar agarrar un objeto aceitoso agarrándolo con más fuerza.
Este vacío que se crea en el sueño es el espacio del deseo. Se opone a la literalidad y a la concreción de la actualidad despierta. El sueño añade algo más a nuestra realidad, que no es una repetición de nuestra vida normal de vigilia. Ese algo más es una potencialidad pura, contenida en un tiempo que no es pasado, presente ni futuro.
Según la antigua sabiduría tolteca, incluso la mente despierta se crea a partir de un sueño. Para el psicoanálisis, nuestra experiencia de la realidad, al estar mediada por la fantasía, también es onírica. El psicoanálisis es la única forma de terapia que otorga todo el poder a la imaginación y nos permite hablar el sueño. Es un espacio de ilusión, del latín ludere, jugar. El proceso psicoanalítico abre un espacio donde podemos jugar y estar en contacto con, o recuperar cuando se ha perdido, una vitalidad originaria que Winnicott llama «creatividad». «Es de suponer que tiene que ver con la característica de vivacidad de algunos animales así como de los seres humanos». Esta vivacidad originaria, o impulso creativo, está presente en el artista que produce una obra de arte, pero también está presente cuando cualquiera «contempla algo en forma saludable o hace una cosa de manera deliberada, como ensuciarse con sus propias heces o prolongar el acto de llorar para gozar con un sonido musical».
Al invitarnos a soñar a través de la asociación libre, el psicoanálisis recurre a una vivacidad que, paradójicamente, solo puede encontrarse en el sueño. El colapso de nuestra capacidad de soñar se debe a que somos incapaces de tolerar que un mundo totalmente íntegro es una imposibilidad. Lo que el psicoanálisis denomina «concreción» (la incapacidad de simbolizar) se intensifica, por tanto, al perder la esperanza en la creación de sentido y de mundo. El psicoanálisis explicita la interconexión entre nuestras vidas de sueño y de vigilia, una interconexión que, como dice Thea Ballard, hace posible la creación de nuevas formas de vida, arte y, podríamos añadir, comunidad. El psicoanálisis es una praxis de poiesis, la aparición de lo nuevo. Es un desorden deliberado, un caos controlado, una improvisación de jazz a través de la cual puede surgir lo inesperado.
Puck: no ha dado más que un sueño, no le pongáis objeción
– Shakespeare
Intento llegar a una playa, pero no lo consigo. Es una playa que visité en mi infancia o que quizá imaginé visitar. El sueño está poco iluminado. Una escena crepuscular. Finalmente llego a la playa. Necesito encontrar un hotel donde alojarme. Me dicen que mi habitación es la número 4X. Me esfuerzo por encontrarla, pero todo se convierte en un laberinto con señales confusas. Nunca encuentro la habitación.
En el coche, te veo comer albaricoques. Estamos hablando de Sylvia Plath.
Te tumbas en la hierba y hablas con acento británico. Lo haces fatal.
Actúo en una obra de teatro, pero no recuerdo mis líneas.
quién es el poeta que invade tus sueños
Los sueños se alimentan de una fuente poética, un pozo gigante donde todos acuden a beber un vasito de sueño. Los sueños son depósitos de metamorfosis. Un sueño sigue viviendo y cambiando cuando se lo contamos a otro; exige circulación o contagio. La vida inconsciente fluye entre nosotros a través de los contenedores ocultos de las palabras que utilizamos para compartir nuestros sueños. Los sueños son ángeles, mensajeros de nuestro sufrimiento y deseo. Rilke nos recuerda que los ángeles son aterradores porque nos muestran nuestra divinidad y nuestra maldad.
Tuve un sueño terrible sobre alimentar con ratones a una serpiente.
Tú y yo nos enrollamos. Me gustaba.
Veías a E. a $ 55 la sesión dos veces por semana.
Quién es el poeta que invade tus sueños
Te veo atragantarte con los fideos y reír.
En sueños somos, entre otras cosas:
Sádicos
Asesinos
Pervertidos
Poetas trastornados
Sacerdotes
Racistas
Sexistas
Homófobos
Transfóbicos
Xenófobos
Políticos
¿Psicoanalistas?
Tú
El psicoanálisis nos dice que una comunidad debe tener en cuenta las fuerzas e impulsos inconscientes que conforman nuestras experiencias del mundo: las proyecciones e introyecciones violentas a través de las cuales nos convertimos unos a otros en objetos abyectos.
Los sueños, al igual que el psicoanálisis, vislumbran un futuro posible basado en la promesa incumplida de nuestros éxtasis y nuestras catástrofes pasadas. Freud afirmó: «Pues del pasado brota el sueño en todo sentido. Aunque tampoco la vieja creencia de que el sueño nos enseña el futuro deja de tener algún contenido de verdad. […] [El sueño] es creado a imagen y semejanza de aquel pasado por el deseo indestructible». Este deseo indestructible es un impulso hacia una comunidad-por-venir: una comunidad que ya está contenida en nuestra comunidad presente del inconsciente, en los sueños.
Sé una abeja.
Tomamos el título original en inglés del ensayo de la canción homónima de, The Electric Prunes (1966).
1 Tomamos la imagen del manglar de la obra de Édouard Glissant.
Ballard, Thea. “Jackie Wang’s Dream Poetics“. The Nation. 2021.
Esposito, Roberto. Communitas. Origen y destino de la comunidad. Amorrortu Editores, 1998.
Freud, Sigmund. “La interpretación de los sueños (primera parte)”. Obras Completas, vol. 4. Traducción de José Luis Etcheverry. Amorrortu Editores, 1976.
—. “La interpretación de los sueños (segunda parte)”. Obras Completas, vol. 5. Traducción de José Luis Etcheverry. Amorrortu Editores, 1976.
—. “Duelo y melancolía”. Obras Completas, vol. 14. Traducción de José Luis Etcheverry. Amorrortu Editores, 1976.
—. “El malestar en la cultura” Obras Completas, vol. 21. Traducción de José Luis Etcheverry. Amorrortu Editores, 1976.
Glissant, Édouard. Poética de la relación. Traducción de Senda Inés Sferco y Ana Paula Penchaszadeh. Universidad Nacional de Quilmes Editorial, 2017.
Nancy, Jean-Luc. La comunidad inoperante. Traducción de Juan Manuel Garrido Wainer. LOM Ediciones, 2000.
Platón. Ion. Traducción de Antonio Alegre Gorri. Gredos, 2011.
Rilke, Rainer Maria. Elegías del Duino. Traducción de Jorge Mejía Toro. Editorial Universidad de Antioquia, 2010.
Shakespeare, William. Sueño de una noche de verano. Edición bilingüe de Manuel Ángel Conejero-Tomás. Cátedra, 2012.
Winnicott, D. W. Realidad y juego. Traducción de Floreal Mazía. Gedisa: 1993.
FAINTING SPELLS
Contado a través de recuerdos de juventud, aprendizaje, tradición y marcha, este es un mito imaginado sobre la Xąwįska, o la planta india de la pipa, utilizada por los Ho-Chunk para reanimar a los que se han desmayado.
– Sky Hopinka
KARA KOHN-GARDNER, escritora
Kara Kohn-Gardner se graduó como trabajadora social en la Silberman School of Social Work, es psicoterapeuta y está formándose como psicoanalítica en el Institute for Psychoanalytic Training and Research de Nueva York. Tiene formación en política educativa, investigación y escritura (MA, Teachers College). Le interesa la religión y la fantasía en el psicoanálisis. También le encantan las abejas. Puedes seguirla en Instagram: @karadoe.
CARLOS PADRÓN escritor
Carlos Padrón es un psicoanalista, con formación en filosofía y literatura, que ejerce y supervisa en Nueva York. Escribe sobre la relación entre filosofía, política y psicoanálisis, sobre psicoanálisis comunitario y sobre temas clínicos relacionados con las diferencias: raza, etnia, género, inmigración, etc. Carlos ha enseñado en diferentes instituciones académicas y psicoanalíticas, y es clínico asociado del Programa de Psicoterapia de la New School. Apareció en los documentales Psychoanalysis in El Barrio y Psychoanalysts on the Couch: Notes from a Pandemic. Cree que los psicoanalistas deberían mover el culo, salir de la consulta y explorar el mundo. Puedes seguirle en Instagram: @carlospadron_psicoanalisis.
ARIADNA GARCÍA LLORENTE traductora
Ariadna García Llorente es una investigadora y traductora española residente en Londres. Se graduó en Literatura Comparada, Filosofía y Edición; actualmente está cursando un máster en Estudios Psicoanalíticos en Birkbeck. Ha traducido del inglés al español Doing Psychoanalysis in Tehran, de Gohar Homayounpour, que se publicará en 2022.
SKY HOPINKA artista
Sky Hopinka (Nación Ho-Chunk/Banda Pechanga de los indios de la misión Luiseño) nació y creció en Ferndale, Washington, y pasó varios años en Palm Springs y Riverside, California; Portland, Oregón; y Milwaukee, Wisconsin. En Portland estudió y enseñó chinuk wawa, una lengua autóctona de la cuenca baja del río Columbia. Su obra en vídeo, fotografía y texto gira en torno a sus posiciones personales sobre la patria y el paisaje indígenas y el lenguaje como contenedores de cultura que se expresan a través de medios no ficticios.
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