LA TERNURA DEL CORTE

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by Vanessa Sinclair
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con SHEER-NAKED-AGGRESSION

un video de SOPHIE HOYLE

Read this essay in the original English in Issue 009: TENDER.

En este ensayo, la psicoanalista Vanessa Sinclair aborda temas como la maternidad, la masturbación, el poder y los cuidados. Defiende que la dominación, la sumisión y el testimonio son elementos esenciales de todas las relaciones humanas, incluso de las más tempranas. Afirma que el papel del psicoanalista es, por lo tanto, crear un espacio donde esta realidad pueda manifestarse, donde el analizante pueda deslizarse por la ternura y el dolor que se experimenta en la intimidad.


Por muy tiernas que nos imaginemos que son nuestras relaciones, en ellas siempre hay un elemento de dominio y sumisión; siempre hay una dinámica de poder. Esto es inevitable y se remonta a nuestra primera relación de amor, la de nuestra madre (el primer Otro).

El poder es esencial en esta primera relación. Nos gustaría recordar a nuestra madre, o cuidador primario, como alguien tierno, que nos amaba incondicionalmente, pero la cruda realidad es que poseía un poder abrumador sobre nosotros. Era omnipotente y omnipresente. Pero el bebé también tiene un control psíquico en esa relación, a pesar de su impotencia física. Tendemos a fantasear con una primera relación feliz y simbiótica, pero la dupla estaba atrapada en una lucha de poder desde el principio.

En El amor en los tiempos de la soledad, Paul Verhaeghe esboza tres rasgos distintivos de esta primera relación: «en primer lugar, esta relación amorosa es total y exclusiva. Luego; está de entrada condenada a muerte: su herencia es la falta y el deseo que en ella se origina. Finalmente, está caracterizada por la presencia de poder». No se puede comprender plenamente la dinámica de las relaciones que se establecen posteriormente sin entender primero las características de esta relación fundacional.

La relación dual imaginaria es de lo más dolorosa, pues hereda la estructura de la relación fundacional y hace que cada uno lo espere todo del otro. Se da una lucha (a veces a muerte) por tener el poder. La pareja está atrapada en el espejo, donde las inevitables diferencias e imperfecciones no se toleran y en la que, supuestamente, cada uno, fantasía del otro hecha realidad, tiene que actuar ese ideal. La gente suele confundir este tipo de relación con una forma definitiva de amor y no dejan de buscarla en sus relaciones románticas. La frase «tú me completas»1 invoca el desmayo de las multitudes. Es un sentimiento omnipresente en nuestra cultura, ya desde el famoso discurso de Aristófanes en El banquete de Platón.2

Pero esta fusión, a menudo soñada y deseada, también despierta miedo, e incluso terror. Pues, como señala Lacan, la angustia no es, como se concibe popularmente, consecuencia de la separación, sino de la sensación de tener al objeto (amoroso en este caso) demasiado cerca. Cuando no podemos escapar del objeto, percibimos una amenaza de fusión en la que, en el caso de darse, perderíamos el sentido de nosotros mismos, se borraría nuestra subjetividad y seríamos tragados por el otro, hasta la muerte. Necesitamos espacio para nosotros mismos. Necesitamos separarnos de los demás. Necesitamos distancia para desarrollar una individualidad, mantener nuestra subjetividad y no quedar atrapados en el espejo de una relación dual imaginaria.

La separación de la relación fundacional se da, en la teoría freudiana, gracias a la intervención del padre. Yo prefiero llamarlo «el tercero», ya que podría ser una persona de cualquier género. La reinterpretación lacaniana de Freud convierte al padre o al tercero en el lenguaje o la ley. Lo importante en ese movimiento es hacer un corte en la relación imaginaria de espejo entre la madre (el otro) y el niño, dejando espacio entre ambos. Este experimenta como una pérdida y duele, pero también deja espacio para que nazca el deseo. Y el deseo es necesario para que cada uno, en lugar de quedar atrapado en la demanda opresiva de las necesidades del otro, pueda habitar su propia subjetividad. Este corte permite el movimiento y la metonimia, un espacio para el juego, la creatividad y la invención.

Freud ilustra por primera vez esta metonimia en «Pegan a un niño: Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales» (1919). Basándose en casos de su experiencia clínica, describe las fantasías de masturbación de diferentes niños que dan cuenta de las diferentes posiciones que podemos habitar cuando nos relacionamos con los otros, tanto sexualmente como de otras maneras. Cada uno en la relación puede adoptar la posición del otro: ya sea en la relación diádica madre-niño, dominante-sumiso o yo-otro, ambas posiciones comparten el poder y/o la sumisión del otro. Para Freud, incluso en esta relación dual, siempre hay una tercera posición: la del testigo que observa la escena. Cuando participamos en un acto, ya sea de carácter sexual o de cualquier otro tipo, podemos vernos a nosotros mismos desde fuera, siendo testigos de la escena que se desarrolla y en la que participamos desde la perspectiva de quien mira desde el otro lado de la habitación, o desde la perspectiva de un Otro cuya mirada hemos interiorizado. Ese testigo puede estar disfrutando o juzgando, o ambas cosas. En cualquier caso, está presente. Siempre hay alguien más en la habitación con nosotros, aunque solo se trate de la habitación de nuestra mente.

Esta relación entre posiciones se pone en práctica incluso cuando sólo interviene una persona. En la masturbación, en la relación sexual con uno mismo y el propio cuerpo, también hay tres posiciones: la de quien realiza el acto sexual, la de quien recibe el acto sexual y la del que mira. Uno es testigo de la realización del acto sexual sobre uno mismo: lo placentero, pero también agresivo, de golpearse el órgano genital a uno mismo, que puede parecer una forma de paliza. Así, uno ocupa las tres y todas las posiciones: dominante, sumiso y testigo. Por lo tanto, independientemente de la posición que uno ocupe en relación con uno mismo o con otro, puede deslizarse simultáneamente hacia las posiciones del otro o de los otros, ocupando así ambas (y todas) las posiciones a la vez. Uno se convierte en voyeur y exhibicionista, y es visto mientras representa y observa la escena, exponiéndose mientras es testigo de la exposición. De este modo, la relación madre-niño-padre o yo-otro-tercero tiene repercusiones en la relación sexual en la pareja (yo-otro-testigo). La tercera posición permite esta metonimia.

A diferencia del psicólogo, el psicoanalista intenta proporcionar un espacio para que el analizante pueda explorar, jugar, inventar y llegar a habitar su subjetividad. Es necesario que se de ese corte, esa brecha. Mientras que un psicólogo o psicoterapeuta común toma con el analizante la posición de lo que en el psicoanálisis lacaniano se llama «el sujeto supuesto saber», el psicoanalista hace todo lo posible para no quedar atrapado en la dinámica de la relación que el analizante está representando y elaborando en el contexto psicoanalítico. En lugar de ello, el analista es consciente de que el analizante se está relacionando consigo mismo, con objetos e identificaciones que ha interiorizado a lo largo de su vida. Y su posición, o trabajo, consiste, en la medida de lo posible, en no colaborar en esas dinámicas relacionales con el analizante, como sí lo hacen, inevitablemente, la familia, los amigos y las relaciones amorosas con las que el analizante entra en contacto en otras áreas de su vida. El psicoanalista debe, más bien, dejar un espacio al analizante para que pueda empezar a ver con mayor claridad sus patrones de relación y dinámicas de transferencia, y hacer conscientes las formas en las que representa y recrea escenas infantiles una y otra vez, a veces para mejor, pero con demasiada frecuencia para peor. Aunque el analizante sienta que el analista es frío, que se reprime y que le niega consejo o consuelo, el mantenimiento de la posición analítica puede ser el acto más tierno de todos.


1 Palabras pronunciadas por Tom Cruise en la película Jerry Maguire (1996) de Cameron Crowe.

2 https://www.filosofia.org/cla/pla/azc05297.htm


Freud, Sigmund. «Pegan a un niño: Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales», (1919) en Obras Completas, Tomo XVII. [Traducción de José L. Etcheverry, Amorrortu editores, 1997].

Lacan, Jacques. El seminario de Jacques Lacan, Libro X: La angustia, traducción de Enric Berenguer, Editorial Paidós, Barcelona, 2006.

Verhaeghe, Paul. El amor en los tiempos de la soledad: tres ensayos sobre el deseo y la pulsión, traducción de Virginia Gallo, Paidós, Barcelona, 2005.


SHEER-NAKED-AGGRESSION

La videoinstalación de Sophie Hoyle, Hyperacusis (Part 1), está disponible junto al editorial de Anne Marie Wirth Cauchon en nuestro número 009: TENDER.

Sheer-Naked-Aggression explora cómo los símbolos culturales de la violencia se entrelazan con la violencia estructural. Conecta el trastorno de estrés postraumático (TEPT) de le artiste, que pertenece a la diáspora árabe, con contextos específicos de Oriente Medio y el Norte de África: la intervención militar, la tortura, el conflicto y la ocupación. Le artista establece vínculos asociativos entre los materiales y las técnicas del BDSM y la tortura (cuerdas, privación y juegos sensoriales) en contextos radicalmente diferentes, donde las herramientas de opresión se convierten en potenciales herramientas de emancipación para las comunidades queer, que han estado históricamente marginadas. Le artista se pregunta si las representaciones (consentidas) de la violencia y la apropiación de los símbolos de poder pueden tener un potencial catártico, subversivo y empoderante para la comunidad queer, si enriquecen sus imaginarios eróticos. También se pregunta si los juegos de poder del BDSM pueden servir para renegociar el rol que uno toma en sus relaciones interpersonales. Y, finalmente, se pregunta por el atractivo de los símbolos de la autoridad y la disciplina en comunidades antiautoritarias que luchan contra la violencia policial, estatal y militar.

Este video formó parte de la instalación Sheer-Naked-Aggression (2017) junto a un texto con letras de vinilo sobre un espejo bidireccional. Se creó en paralelo a la escritura del artículo «Between Ethics and Erótica: Deconstructing Desire in Alternative Music and BDSM Subcultures» (Cesura//Acceso, «Corrupting Desires!», 2017) que exploraba algunos de estos temas.

Sophie Hoyle


VANESSA SINCLAIR, PSY.D. escritora

Vanessa Sinclair es una psicoanalista que reside en Suecia y atiende a analizantes a nivel internacional. La Dra. Sinclair es miembro investigador en el Global Centre for Advanced Studies (GCAS) y anfitriona del podcast Rendering Unconscious. Ha publicado los libros The Pathways of the Heart (Trapart Books, 2021), Scansion in Psychoanalysis and Art: the Cut in Creation (Routledge, 2020), Rendering Unconscious: Psychoanalytic Perspectives, Politics & Poetry (Trapart Books, 2019), Outsider Inpatient: Reflections on Art as Therapy (Trapart Books, 2021) con Elisabeth Punzi, On Psychoanalysis and Violence: Contemporary Lacanian Perspectives (Routledge, 2018) con Manya Steinkoler, y The Fenris Wolf, vol. 9 (Trapart Books, 2017) con Carl Abrahamsson.

ARIADNA GARCÍA LLORENTE traductora

Ariadna García Llorente es una investigadora y traductora española residente en Londres. Se graduó en Literatura Comparada, Filosofía y Edición; actualmente está cursando un máster en Estudios Psicoanalíticos en Birkbeck. Ha traducido del inglés al español Doing Psychoanalysis in Tehran, de Gohar Homayounpour, que se publicará en 2022.

SOPHIE HOYLE artista

Sophie Hoyle es une artista y escritore que relaciona sus experiencias personales como persona queer, no binarie, discapacitade y parte de la diáspora Oriente Medio y Norte de África (MENA, por sus siglas en inglés) con formas más amplias de violencia estructural. A partir de su experiencia con condiciones crónicas de salud, incluyendo el trauma, o el trastorno de estrés postraumático, comenzó a explorar la política de la asistencia sanitaria y la historia de las tecnologías biomédicas, que a menudo se superpone con las historias de vigilancia y control estatal y militar.

Entre sus proyectos más recientes se encuentran Psychic Refuge (2021), un proyecto de investigación que explora la salud mental, los traumas y su tratamiento en Palestina (OPT); Perspectives on Visibility: Hypervigilantes (2021) una película producida en colaboración con el colectivo Access, Power, Visibility (Arjun Harrison-Mann, Benjamin Redgrove y Kaiya Waerea); e Hyperacusis (2021), dos películas realizadas en el marco de una residencia EMARE/EMAP en Antre Peaux, Bourges.

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